Solo sobrevive el paciente, el que no es envidioso y el que ayuda al resto.
Sobrevive
el
valiente, el que no le teme al fracaso y el que enfrenta sus miedos.
Sobrevive el que pelea, el que se arriesga y el que no aplasta a nadie a
su paso.
Sobrevive el que no se compara, el que cree en sus sueños y no escucha al
resto.
Sobrevive el que no baja la cabeza, el solidario, el que hace más de lo
que dice y el que sabe que el único límite es el cielo.
Pero sobre todo, sobrevive el que resiste, el que se aferra a su propio poder, el que tiene
fuego en su interior. Sobrevive el que sabe que tiene debilidades pero aun así no se deja caer, el que se levanta sin importarle cuantas veces más va a
volver a tocar fondo. Sobrevive el que sabe apreciar la vida, el que lucha en cada batalla con más
fuerza que en la anterior. No
sobrevive el que llega a la cima, sobrevive
el que
jamás deja de subir.