Te soñé en la lluvia, sonriendo
ampliamente. No te importaba estar mojándote, nunca te había importado. La valentía
y la rebeldía siempre te caracterizaron. Hermoso ángel guerrero, nunca te hizo
falta una espada para desafiar al mundo y al destino, bastaba tu mirada
penetrante para rendirse. Bastaba tu presencia para detener el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario