No
puedo describir exactamente lo que me provoca tenerte cerca, tu sonrisa me
desacomoda las ideas y tu mirada me acelera el pulso, esa forma de verme como
si quisieras tenerme más cerca me entrecorta la respiración. Que profundo es el
mar en tus ojos, que noble es tu forma de acercarte a los demás, me intriga
saber qué hay mas allá, cuáles son tus miedos, tus demonios a vencer, quiero
ver tu lado oscuro porque tu luz pueden verla todos, tu luz es tan inmensa que
invade. Tu belleza es sublime, casi poética y combinada con tu inteligencia te
vuelve absolutamente irresistible. Me hablas cerca de la boca y se me caen
todas las barreras, tu voz se vuelve cada vez más grave y la tensión es cada vez más densa.
Que
pecado no besarte cada vez que lo siento, que infortunio que no sepas lo que
generas en mí, que bendito el momento en que me viste por primera vez, porque
me diste la oportunidad de despertar, de hacerme sentir otra vez.
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